A propósito de MAYO 2 DÍA
MUNDIAL CONTRA EL ACOSO ESCOLAR, les presentamos algunos referentes y acciones
que estamos desarrollando en la Fundación Scarpetta Gnecco para manejar el conflicto
y prevenir la violencia en la educación oficial en Cali.
Una vida sin conflictos no es vida
Debemos diferenciar el
conflicto que sucede de vivir en sociedad, de la violencia que produce lesiones
serias en el desarrollo humano. En una nación como la nuestra es
importante emprender acciones decididas para manejar el conflicto, pues esto permitirá prevenir la violencia arraigada en nuestra cultura.
Al hablar de conflicto se
hace referencia a situaciones difíciles, contradictorias y a disputas por
intereses entre los seres humanos o entre conglomerados sociales, produciéndose
por lo general una confrontación. Para la psicología del desarrollo ha sido
vital asumir una postura abierta hacia el conflicto en tanto que lo entiende
como un asunto connatural a la condición humana y a la vida en sociedad. El
conflicto es natural a la vida, la violencia por el contrario no.
Asumirlo de esta
manera no significa
negar el problema sino reconocerlo, lo cual implica potenciar en los sujetos o
en los grupos sociales dinámicas de reconstrucción y de transformación de
las formas de relacionarse. Estanislao Zuleta en su “Catedra sobre la guerra”
(texto fundamental hoy en día) afirma que "Una sociedad mejor es una
sociedad capaz de tener mejores conflictos. De reconocerlos y de contenerlos.
De vivir no a pesar de ellos, sino productiva e inteligentemente en ellos."
Visto así, el conflicto
conduce a la reinvención, a hacer uso de la creatividad para adaptarse a los
cambios, a reconocer la diferencia, a tener capacidad para tomar decisiones, a
construir una mirada crítica y especialmente a la capacidad de los individuos y
de los grupos sociales de plantearse nuevos conflictos, si se quiere más
complejos, más profundos, más trascendentales y formativos.
Por el contrario la violencia
hace referencia a conflictos que no se han resuelto y que perduran en el tiempo, se alojan en el cerebro y se trasladan a las siguientes generaciones. Cuando no se afronta el conflicto como es debido, se dejan elementos
sueltos para que se produzca la violencia, y es precisamente esta la semilla
que perdura generando una huella negativa, una impronta en la frente
difícil de superar, pero no imposible.
Aprendamos del conflicto en la escuela
Al interior de la escuela
aparecen muchos y variados conflictos, las interacciones de todos los que
componen la comunidad educativa están llenas de ellos, y no por eso es
negativo, al revés, su presencia puede ser la oportunidad para la transición y
el cambio. El conflicto puede ser el comienzo de una nueva experiencia, el
impulso inicial de la proeza y el reconocimiento de lo que el ser humano es
capaz de hacer para transformar su destino.
Algunas de las
manifestaciones de este tipo de conflictos que se observan en la escuela a
menudo son: (i) El conflicto maestro –
estudiante, precursor del aprendizaje; (ii) El conflicto del estudiante hacia el maestro, precursor de la disciplina, Y sobre todo, (iii) El conflicto entre los
mismos estudiantes, precursor de la convivencia. En especial, me voy a
detener a explicar este último conflicto, relacionado con los pares.
El conflicto en las relaciones que suceden a diario en la escuela se ve
expresado en las mismas relaciones entre los estudiantes. Este conflicto evoluciona en violencia y se
lleva al límite en un fenómeno llamado matoneo (bullying) y este se refiere
a “los procesos de intimidación y victimización entre iguales, esto es, entre
alumnos compañeros de aula o de centro escolar Se trata de procesos en los que
uno o más estudiantes acosan e intimidan a otro —víctima— a través de insultos,
rumores, vejaciones, aislamiento social, apodos, etc..” (Ortega y Mora-Merchán,
1997).
Este matoneo o acto
violento entre pares se debe tratar de manera rápida y acertada por parte de todo el estamento
educativo, pues reproduce muchos de los comportamientos que los niños han
aprendido en casa o en otros espacios y vuelve a la escuela un lugar indeseable
para el que lo padece.
Manejo del conflicto y prevención de la violencia
2017-2019
En la Alianza para
la Buena Crianza, junto con la Fundación Carvajal, desde el 2017 llevamos un programa de Prevención para el Manejo
del Conflicto y Prevención de la Violencia en Cali en 6 instituciones
educativas oficiales, con más de 4600 estudiantes. Dentro de las acciones que
desarrollamos, está la capacitación en buenas practicas de crianza a cuidadores sean estos padres o docentes. En esta iniciativa también hemos venido trabajando con grupos de niños y jóvenes que
conforman grupos al interior de los colegios oficiales denominados "mediadores escolares o gestores de
paz”.
Estos equipos de estudiantes
implementan modelos de resolución de conflictos y de manera rápida pueden
intervenir en momentos en donde los roces de los juegos en el recreo pasan a
acumulaciones de palabras, gritos o insultos. Un mediador o gestor de paz, sin importar su
edad, interviene y a partir de unas prácticas claves logran despolarizar la
situación violenta que se está gestando.
Posteriormente el grupo de
convivencia de la escuela analiza lo sucedido entre los pares, volviéndolo una
oportunidad para conocer con más profundidad las relaciones entre los
estudiantes, sus maneras de tratarse, las palabras que se emplean, los afectos
o las contradicciones que sacan a relucir, los estereotipos que tienen, las
palabras y su significado, incluso las ideas de lo masculino o lo femenino que
encierran sus expresiones.
Con este grupo de valientes
estudiantes y docentes comprometidos hemos venido reconociendo el conflicto como
parte esencial de las relaciones que suceden en la escuela. Ellos nos están
dando una mano para que Colombia pase la página de la violencia, acogiendo en
las escuelas el conflicto, movilizador del aprendizaje, de la disciplina y de
la convivencia.